Con el puntaje más alto en su categoría, Cabo de Hornos marca un nuevo estándar para los Cabernet Sauvignon del país y confirma la solidez técnica y la visión que han impulsado su evolución en Cachapoal Andes.
Cabo de Hornos, el vino ícono de Viña San Pedro, obtuvo uno de los mayores reconocimientos de su historia en Descorchados 2026: la cosecha 2023 recibió 99 puntos y fue destacada como “Mejor Tinto de Chile”.
Este hito no es un golpe de suerte. Cabo de Hornos viene mostrando una trayectoria ascendente y sostenida sobre los 93 puntos, con cosechas como 2021 y 2022 destacando de manera consistente. La cosecha 2022, en particular, alcanzó 97 puntos, anticipando la solidez y la madurez del proyecto enológico que hoy se consolida con los 99 puntos de 2023.


El reconocimiento también sobresale por su origen. Los Cabernet Sauvignon que suelen obtener puntajes extraordinarios en Chile provienen, en general, de zonas consolidadas como Isla de Maipo. En este escenario, el resultado de Cabo de Hornos adquiere aún más relevancia: es el único Cabernet Sauvignon del Valle del Cachapoal Andes en conseguir una calificación de esta magnitud, subrayando el potencial del terroir y el trabajo sostenido en esta denominación.
Este resultado se consolida bajo la dirección enológica de Gabriel Mustakis, quien en esta edición fue elegido “Mejor Enólogo de Chile”, un reconocimiento que refuerza el liderazgo técnico y la visión que han impulsado la evolución del proyecto durante años.
Cabo de Hornos 2023 es un Cabernet Sauvignon 100% proveniente de Cachapoal Andes, ubicado a 500 msnm. Sus suelos fluviales y mixtos del piedemonte andino -con gravas, rocas angulares, arena, limo y arcilla- aportan taninos redondos, estructura fina y un carácter mineral distintivo. La amplitud térmica y la influencia de la cordillera completan un origen que define el estilo del vino.
La elaboración se realizó bajo una filosofía de mínima intervención, con una rigurosa selección de uvas en tres etapas, fermentación en cubas de distintos tamaños y materiales para preservar la identidad de cada polígono, y una crianza de 22 meses en barricas de roble francés y fudres.
Este reconocimiento refleja años de trabajo conjunto entre los equipos agrícola, enológico y de bodega, y reafirma la convicción que ha guiado a Cabo de Hornos por casi tres décadas: expresar, de manera auténtica y excepcional, la grandeza de su origen.

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