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Huari La Serena: un viaje que fusiona lo nikkei y lo local en el norte chileno

huari la serena

En el corazón de La Serena, ciudad costera conocida por su arquitectura neocolonial, su cielo limpio y sus icónicas papayas, ha tomado forma un proyecto culinario tan moderno como evocador: Huari La Serena.

Este restaurante, que nació hace sólo dos meses, propone una fusión nikkei, esa cocina mestiza que combina raíces peruanas y japonesas, en un escenario que celebra sabores heredados y que también dialoga con la riqueza local.

Un cóctel de bienvenida: mocktails

La velada en Huari puede comenzar con una serie de preparaciones sin alcohol que sorprenden por su frescura.

El Shiitake Punch, es uno de sus mocktails profundo y aromático, dejando entrever una elegancia terrosa gracias al umami del hongo shiitake. A esto se suma la clásica y siempre bienvenida chicha morada, delicadamente especiada, que aporta un guiño tradicional peruano.

Niguiris & Mocktails

Pero sin duda, otras de sus opciones refrescantes son las sodas de papaya y pepino, creadas por el Álvaro Vidal, bartender de Huari: la papaya, fruto tan representativo de La Serena, se exhibe con toda su dulzura y frescura; mientras que el pepino aporta un contrapunto limpio, casi herbal.

Estas bebidas sin alcohol, que cada vez suma más adeptos, encantan por su sabor y por la  sensibilidad local con frutos como la papaya, cultivo emblemático de la región de Coquimbo, lo que da aún más sentido a su presencia.

Platos que cuentan historias: de Perú a Japón, sin perder el pulso local

Cada cena en Huari se despliega con platos que combinan técnica, tradición y una audaz reinterpretación que entrega la experiencia y trabajo creativo del chef cusqueño, Jhon Valencia y su equipo, todos con experiencia en importantes restaurantes de Latinoamérica.

En la línea de niguiris, los comensales pueden disfrutar de diversas versiones, entre ellas, los niguiris de lomo saltado, con una pieza de carne fina salteada sobre arroz, cargada de jugos de cebolla y tomate; y los de karay, que juegan con texturas crocantes y sabores intensos.

Mandala de pulpo

Su carta acotada, pero significativa, presenta preparaciones memorables para los sentidos, entre ellos, el Mandala de pulpo que durante nuestra visita abrió el festín con una presentación hipnótica: láminas de pulpo dispuestas en forma circular, acompañadas por salsas que juegan entre lo cítrico y lo umami, evocando tanto la costa peruana como la delicadeza japonesa.

Tiradito Imperio Huari

El Tiradito Imperio Huari es un acto importante de frescura: láminas delicadas de pescado (reineta), con  leche de tigre de maíz morado, puré de camote, chullpi, yogurt griego y crocante de arroz, es perfecto para comenzar cualquier velada.

Este plato conjuga perfectamente la filosofía nikkei de respetar el producto, pero reinterpretado con audacia.

Arroz meloso nikkei

De igual forma, el  Arroz meloso nikkei también figura como uno de los puntos altos: cremoso, con granos siempre sueltos, sutiles notas de soya y limón, un perfecto puente entre risottos japoneses y arroces peruanos, donde destaca de sobre manera su mixtura de mariscos, katsuobushi (hermoso) y chalaquita.

Otro de los platos que marca cada visita es el Fermento de cordero, cocinado con técnicas de fermentación, pasta miso, puré de pallares y salsa demi-glace, en una composición donde cada elemento se integra de forma milimétrica.

Fermento de cordero,

El miso aporta profundidad salina, el puré de pallares entrega suavidad, y la demi-glace amarra el conjunto con un perfil cálido y elegante. Es un plato que habla de territorio (cordero y pallares), de exploración nikkei, y de la capacidad del chef Valencia para unir mundos sin forzar ninguno.

 Dulces finales: texturas para cerrar con broche de oro

Para cerrar la experiencia, siempre llega el momento del postre y Huari no decepciona. El 1899  es el nombre de uno de sus postres que evoca historia por ser el año de la primera inmigración japonesa al Perú. Un postre profundo, con notas tostadas, cremosidad y un dejo de cacao, realmente sabroso.

Y el cacao en texturas, que se presenta como un mini laboratorio sensorial. Cada bocado es una sorpresa, una invitación a redescubrir el chocolate desde ángulos diferentes y que se inspira en recuerdos de niñez del chef. Sus ingredientes: chocolate al 80%, chocolate al 60%, aceite de oliva, chullpi, sal y tierra comestibles forman toda una experiencia.

Experiencia sensorial y emocional

En Huari, la experiencia sensorial no se limita al gusto. Toda la vajilla es de cerámica gres, diseñada en exclusiva para el restaurante, con piezas que sirven como marcos de las composiciones culinarias.Cada plato llega sobre una superficie pensada para destacar colores, temperaturas y texturas. No sólo hace más bella la presentación: también magnifica aromas, retiene calor o frío según corresponda, y crea un diálogo entre artesanía local y gastronomía contemporánea.

La percepción es clara: en Huari nada sobra y nada falta. Cada detalle está pensado y cuidado para que la mesa sea el escenario de un relato.

Asimismo, la propuesta de Huari La Serena va más allá de una carta: es un puente entre culturas, un homenaje a la cocina nikkei, pero también un gesto de pertenencia al lugar donde se emplaza: la región de Coquimbo y, en particular La Serena, que no son sólo un telón de fondo, pues sus frutos como la papaya, sus pescados y mariscos, y su identidad se integran con respeto y creatividad.

A esto se suma el hecho de que su bartender elabore sodas originales (papaya, pepino) muestra un compromiso con lo local, un toque fresco y auténtico que no es común en todos lados. Esa coherencia entre producto, equipo y visión es parte importante de lo que hace tan especial la experiencia en Huari.

Y más aún…la experiencia no termina en la mesa: los comensales que lo deseen pueden ingresar a la cocina para conocer de primera mano cómo se construye cada preparación, entender sus procesos y descubrir el nivel de detalle detrás de su  propuesta.

Allí se explica la filosofía que guía al equipo: nada se desecha, todo tiene una segunda vida, potenciando una cocina  sustentable. Desde huesos que se convierten en fondos y composiciones, hasta cáscaras de verduras (como las del tomate) que se blanquean, deshidratan y transforman en crocantes, papeles o tierras con fino sabor umami.

Parte de este trabajo se exhibe en un espacio interno tipo museo, donde se muestran los insumos, productos deshidratados y experimentos culinarios que forman parte de su investigación continua.

Es un recorrido que revela la esencia de Huari: creatividad, respeto absoluto por el producto y una visión sostenible donde cada ingrediente cumple un propósito.

Dónde:

Av. Guillermo Ulriksen 3102, La Serena.

Instagram: @huari.laserena

Horarios: De martes a sábado de 13:00 a 16:00 hrs. De 20:00 a 23:00 hrs. Domingo: 13:00 a 16:00 hrs. Lunes cerrado.

Texto, imágenes y video: Caro Aliaga M.

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